En la infinita misericordia de Dios, podemos contemplar como El da una unción especial a sus ministros, con el propósito que puedan ministrar los hogares cristianos y que los ataques del enemigo puedan ser resistidos y no cumplan su cometido. Pero también es necesario que las familias puedan discernir adecuadamente, cuando tienen problemas, para que en su momento puedan pedir ayuda y que lo hagan a quien deban hacerlo, siendo guiados por el Espíritu Santo.
Cuando vemos los líderes que describe la Biblia, podemos notar que en algún momento de su desarrollo familiar, tuvieron problemas en su hogar, sin excepción. Por ejemplo: vemos que Abraham, en cierta oportunidad, estaba por entrar a Egipto y le dijo a su esposa, que era de hermoso parecer, sin embargo, antes de esa oportunidad, no vemos que Abraham le dijera un cumplido a su esposa, posiblemente lo notó, porque otros egipcios empezaron a elogiarla por su belleza, y como consecuencia, pensó que era tiempo de reconocer tal belleza; sin embargo podemos ver que lo hizo, para librarse de la muerte que le podía causar si él decía que era su esposa, porque los egipcios podían pretender quedarse con ella y deshacerse de él. Pero el punto es, que hasta que él vio que llamaba la atención de otros, la elogió y quizá no lo hizo antes porque los problemas que a veces se dan en los hogares, se lo impidieron, y se lo impidieron por mucho tiempo. De esto lo que podemos notar también es que una de las formas cómo el enemigo actúa para destruir los hogares, es dándole entrada al acusador de nuestra alma y que de una forma abusiva nos acusa que hemos dejado de hacer muchas cosas y que posiblemente por esa razón, los problemas en nuestro hogar, hoy son muy grandes. Pero Dios nos manda que estemos vigilantes en la fortaleza:
El destructor ha subido contra ti. Monta guardia en la fortaleza, vigila el camino; fortalece tus lomos, refuerza más tu poder. Nahum 2:1
En el libro de Romanos, vemos algunos versículos que nos habla de un proceso que lleva la destrucción que el enemigo busca en nosotros:
¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Tal como está escrito: POR CAUSA TUYA SOMOS PUESTOS A MUERTE TODO EL DIA SOMOS CONSIDERADOS COMO OVEJAS PARA EL MATADERO. Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Romanos 8:37
Vemos entonces que el proceso de la destrucción es de 4 pasos y empieza con la acusación y esa tarea se la cedieron al acusador que acusaba de día y de noche. El acusador se ha atrevido, en determinado momento a acusar a Dios, cuando le dice a la mujer que estaba en el huerto que Dios se había atrevido a decirle que les prohibía que comieran de ciertas cosas: Y la serpiente era más astuta que cualquiera de los animales del campo que el SEÑOR Dios había hecho. Y dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: «No comeréis de ningún árbol del huerto»? Génesis 3:1
Entonces, si se atrevió a hacerlo con Dios, seguramente que lo hará con nosotros también. Pero veamos que el siguiente paso de la acusación, es la condenación, y esto sucede cuando aceptamos lo que el enemigo nos está acusando y terminamos diciéndole que tiene razón de lo que nos acusa lo que nos lleva al siguiente paso: la separación, táctica del diablo que separa para destruir fácilmente. Por último está la destrucción como lo podemos apreciar en los versículos de Romanos 8:37.
Por eso es necesario que ciñamos los lomos de nuestro entendimiento y que detengamos las acusaciones del enemigo, porque la respuesta a la interrogantes de: quién acusará a los escogidos de Jehová?, su respuesta es: Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 8:39
Pero también necesitamos comprender que el Espíritu Santo es quien nos redarguye de todo pecado, porque El es quien nos encamina a toda verdad.
Pero adentrándonos más en el desarrollo del tema? necesitamos formular otra interrogante: ¿qué podemos hacer, si el acusador ha entrado y está funcionando en los hogares? Veamos un ejemplo en la Biblia, que nos puede servir para estar prevenidos de las acusaciones del enemigo y no permitir que nos arrebate de las manos nuestro hogar:
En aquellos días, cuando no había rey en Israel, había un levita que residía en la parte más remota de la región montañosa de Efraín, el cual tomó para sí una concubina de Belén de Judá. Pero su concubina cometió adulterio contra él, y ella se fue de su lado, a la casa de su padre en Belén de Judá, y estuvo allí por espacio de cuatro meses. Jueces 19:12
El enemigo de nuestra alma, está buscando constantemente la forma de cómo dañar los hogares, quizá más que dañarlos, destruirlos por completo? de tal manera que el caso que vemos en los versículos anteriores, hoy día, se han hecho más comunes en la sociedad? peor aún, dentro del pueblo de Dios. En el tiempo que vivieron nuestros antepasados, pensemos en el tiempo de nuestros abuelos? era más común que el adulterio fuera provocado por los hombres, dada la idiosincrasia que existía en ese tiempo? y como consecuencia, esa situación, no era muy criticada, vista del lado de los hombres. El problema de hoy día, es que los papeles han cambiado un poco, porque muchos de los casos de adulterio, ahora son promovidos por la mujer casada? o sea, no es solamente por los hombres casados que dan lugar a un adulterio, sino que ahora son las mujeres casadas las que se ven involucradas en este tipo de pecado. Cabe mencionar que desde el tiempo cuando el movimiento de liberación femenino, tuvo lugar y empezó a organizarse? este tipo de cosas, tomaron fuerza. No se está apoyando el adulterio que cometen los hombres casados, pero, como se mencionó anteriormente, la ideología humana, daba lugar a que los hombres solteros y casados hicieran en la calle lo que quisieran y las mujeres que estaban casadas, tuvieran que soportar en su alma la traición. Sin embargo, al cambiarse los papeles, parecería que los hombres no son capaces de soportar tal traición y entonces el índice de divorcio por adulterio, es mayor que en tiempos antiguos. Pero lo interesante de esto es que Satanás, prueba empujar a pecado de un lado y si no le funciona como el desea, entonces lo prueba del otro lado, como sucede con este tipo de problemas en los matrimonios? hasta que por fin, como ya se mencionó, el índice de divorcios por adulterio ha subido.
Volviendo a la cita de Jueces 19, notemos que después que la mujer cometió adulterio, se fue de su casa y su marido fue en su búsqueda, pero esperó 4 meses, porque según muestra la Biblia, la mujer se fue a la casa de su padre y se estuvo allí por espacio de 4 meses, y se menciona al esposo, pasados 4 meses.
Su marido se levantó y fue tras ella para hablarle cariñosamente y hacerla volver, llevando consigo a su criado y un par de asnos. Y ella lo llevó dentro de la casa de su padre, y cuando el padre de la joven lo vio, se alegró de conocerlo. Y su suegro, el padre de la joven, lo retuvo, y se quedó con él tres días. Y comieron, bebieron y se alojaron allí. Jueces 19:34
Dentro del contexto de esta historia, describe la Biblia que una parte de la tribu de Benjamín, la violó toda la noche y después su marino la partió en 12 pedazos y las envió a las tribus de Israel. Pero aquí podemos formular la primera interrogante: ¿dónde empezó todo? Como primer punto, podemos ver que no había rey en Israel, dicho en otras palabras, todos hacían lo que mejor les parecía. De tal manera que la autoridad en ese entonces en cada casa, era el padre de familia o el esposo, pero surgen los problemas cuando esa autoridad es impuesta y no reconocida, peor aún, cuando no aceptan autoridad por parte de nadie de los que integran las familias. Por otro lado, cuando alguien se somete bajo autoridad, ese alguien llega a tener autoridad sobre otros, pero todo es por reconocer autoridad.