Manantial del que clamo
Manantial

 

La Biblia nos narra en el libro de los Jueces, que luego de aquella gran batalla, en la cual Sansón derroto a mil de sus enemigos, sintió mucha sed al punto que se sentía desfallecer. En su angustia clamo a Dios, quien le abrió una fuente de agua, que no solo sacio su sed física, sino que dice la Biblia que lo reanimo en su alma y lo vivifico en su espíritu; fue por eso que Sansón llamo a aquel lugar ENHACORE, que significa: «El manantial del que Clamó«.

Siglos más tarde el Señor Jesucristo, se encuentra frente a un pozo con una mujer Samaritana, que había vivido ya con varios hombres, pero no había encontrado en ninguno la felicidad que buscaba, y le dice: “Cualquiera que bebiere de esta agua (Refiriéndose al agua natural que simboliza las cosas materiales de este mundo), volverá a tener sed, pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para Vida Eterna” (Juan 4:13-14).

En Efesios 5:26 nosotros encontramos que esa Agua de Vida, es la palabra de Dios para nuestras vidas; y así como sin el agua natural no podemos vivir, así sin la palabra de Dios no podemos tener verdadera vida. Aun cuando alcancemos grandes victorias materiales como la de Sansón cuando derroto a mil de sus enemigos en un solo día, o aunque busquemos en diferentes personas o cosas como la mujer Samaritana que busco en varios hombres, al final nos sentiremos solos y vacíos. Fue por eso que el mismo Señor Jesucristo dijo: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Solamente en Cristo Jesús encontraras el oasis, con las palabras de aliento y de guía que necesitas para tu vida, como exclamo el Apóstol Pedro en una oportunidad: “Señor a quien iremos, si solo tu tienes palabras de vida eterna”. Si sientes una gran sed interior o te sientes vació, El mismo te hace hoy la invitación diciendo: “Si alguno tiene sed, que venga a mi y beba. El que cree en mi, como dice la escritura: De lo más profundo de su ser brotaran Ríos de Agua Viva» (Juan 7:37-38).

Sacia tu Sed en Cristo Jesús.

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