Lo que tengo, te doy
Con el correr del diario vivir, uno se va olvidando de lo que Cristo hizo por nosotros en la Cruz; pensamos que se trata sólo de la salvación, cuando en realidad Él nos dio autoridad sobre la sanidad, la prosperidad, la santidad. Hay muchas cosas que nosotros no usamos por desconocer que las tenemos, y nos volvemos dependientes de otros para alcanzar la gracia, el perdón y el amor del Señor. Démosle a Él lo que tenemos, nuestras virtudes y defectos, nuestros talentos y debilidades y nunca faltará Su luz en nuestra vida.