Levanta tu mirada
¡Permítele al Señor que te comparta Su visión para tu vida!
Yo vengo de una vida de inmoralidad, de adicciones, bien lejos de Dios, quien llegó a mi vida durante mi tercera sobredosis. A mis 19 años de edad, pensé que mi vida había llegado a su final. Pero recordé que una amiga adicta a la heroína me había hablado de que Jesús la había liberado de sus adicciones, me habló del plan de salvación y oró por mí. Entonces, en medio de esa sobredosis, le pedí al Señor que me liberara y escuché que me dijo: “Levántate y vete de este lugar!” Cuando Dios quiere captar tu atención, te hablará una y otra vez.
Tiempo después, Dios me despertó y me mostró una visión. Pude ver con mis propios ojos las razones por las cuales me había salvado. Me mostró mi futuro, cómo me usaría, y ahora esa visión me motiva cuando quiero tirar la toalla. Una persona que tiene visión por las cosas de Dios no duerme muy bien porque está atento a la voz del Señor. La visión tiene poder, te mantiene en el camino que Dios ha marcado para tu vida. Yo te profetizo que recibirás una visión de parte de Dios, quien hablará a tu corazón para que jamás seas la misma persona. La visión de Dios es la que te ha motivado a buscarlo y te aseguro que lo encontrarás.
El Señor nos ha elegido incluso antes de nacer, así como a Jeremías cuando lo llamó a ser profeta, aunque él pensaba que era muy joven para eso. Antes de que nacieras, Dios ya te había nombrado profeta para las naciones. Él nos habla, pero en lugar de responder con obediencia, respondemos con excusas, a pesar de que nos desafía y nos llama, no por nuestra edad, sino por la disposición de nuestro corazón. ¡Elimina las excusas! ¡Dios quiere hacer algo poderoso en ti! ¡Tus mejores días están por delante! El Padre ha puesto Sus palabras en nuestra boca para construir y plantar .
Tengo varias preguntas para ti: ¿Qué es lo que ves? No veas lo que estás viviendo, sino lo que Dios tiene preparado para nosotros. ¿Qué ves para tu futuro? ¿Qué visión tienes? Que tu vista no sea limitada por las tormentas, Dios es más grande que todo. Levanta tu mirada para ver lo que el Señor tiene para ti, justo como Abraham hizo. Tu enfoque no debe estar en lo que no tienes, sino en Sus promesas.