¿Quien fue Timoteo en la Biblia?
Timoteo era un joven líder de la Iglesia Primitiva. Lo más probable es que haya nacido en Listra, una provincia romana de Galacia.
El padre de Timoteo era griego, pero su madre Eunice y su abuela Loida eran judías. Probablemente se convirtieron durante el primer paso del apóstol Pablo por Listra y Derbe.
El historiador Lucas relata que cuando Pablo llegó a la región de Derbe y Listra, allí había cierto discípulo llamado Timoteo del cual “hablaban elogiosamente los hermanos que estaban en Listra y en Iconio” (Hch. 16:2).
Cuando se escribió 1 Timoteo, este líder había estado con Pablo por quince años como su compañero constante (cp. Hch. 18:5, 18:22, 19:22, 20:4). Timoteo estuvo con él cuando escribió Romanos, 2 Corintios, Filipenses, y Colosenses (Ro. 16:21, 2 Co. 1:1, Fil. 1:1, Col. 1:1). Con frecuencia, servía al apóstol en la solución de problemas en las iglesias y el fortalecimiento de ellas en la fe (1 Co. 4:17; 1 Ts. 3:2; Fil. 2:19).
Pablo dice que Timoteo tenía una «fe genuina», la misma que habitó en su madre y en su abuela (2 Timoteo 1:1-5). Eunice y Loida prepararon el corazón de Timoteo para aceptar a Cristo, enseñándole a Timoteo las escrituras del antiguo testamento y preparándolo «desde la infancia» para reconocer al Mesías cuando apareciera (2 Timoteo 3:15).
Cuando Pablo vino predicando a Cristo, los tres aceptaron su enseñanza y entregaron sus vidas al Salvador. Nosotros también debemos preparar a nuestros hijos para que estén listos cuando Cristo se mueva en sus corazones. Deben saber cómo reconocer esa atracción en sus espíritus que viene del Salvador, y la única manera de hacerlo es seguir el ejemplo de Eunice y Loida, y enseñar a nuestros hijos la palabra de Dios.
Pablo también le dijo a Timoteo: «Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad» (2 Timoteo 2:15). Este consejo es crucial para todos los cristianos. «Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra» (2 Timoteo 3:16-17).
Pablo aconsejó a Timoteo, su «amado hijo» (2 Timoteo 1:2), con un corazón de amor, queriendo que Timoteo se mantuviera firme en su propia fe y que guiara bien a los otros creyentes. Timoteo ciertamente parece haber sido fiel; debemos seguir su ejemplo.
En 1 Timoteo leemos que el apóstol Pablo le aconsejó a Timoteo, un líder de la Iglesia de Éfeso, que asegurara que se enseñara sana doctrina y no permitiera que falsedades populares distrajeran de las enseñanzas del Evangelio. Le enseñó a Timoteo acerca de los oficios de obispo y diácono y habló sobre los requisitos que deben reunir aquellos que sirvan en esos puestos.
Pablo también escribió sobre su profunda gratitud por la misericordia que había recibido de Jesucristo cuando se convirtió. El estudio de 1 Timoteo puede ayudarte a aumentar tu aprecio de la importancia de enseñar sana doctrina en la Iglesia. También puede profundizar tu agradecimiento por la misericordia del Salvador y por la importante función que desempeñan los obispos y otros líderes de la Iglesia.
Muchos consideran que Timoteo fue el primer obispo de Éfeso. Pero esta tradición es discutida debido a que Timoteo se quedó allí temporalmente. Además, poco después el apóstol Juan se trasladó a esa ciudad. Con esto, Timoteo difícilmente podría haber sido el líder responsable de la iglesia en Éfeso con el apóstol Juan allí.
Las cartas que el apóstol Pablo dirigió a Timoteo y Tito, tienen exhortaciones y consejos prácticos para el liderazgo de la congregación local. Por eso estas epístolas se llaman Cartas Pastorales.